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DEL PAPA, LOS HIJOS Y LOS CONEJOS

Esta mañana me ha escrito una persona diciéndome que se había quedado un poco aturdida leyendo en el periódico las palabras del Papa Francisco sobre el número de hijos que deben tener los católicos y pidiéndome que le dijera algo al respecto. Así lo he hecho y, como quizás alguno esté en la misma situación, por si puede servirle de ayuda, lo escribo aquí también.


Ciertamente el Papa Francisco tiene un modo de hablar directo y lleno de imágenes, poco académico podríamos decir, pero más cercano y comprensible. Para bien y para mal, es su modo de hablar. Un estilo que fácilmente se presta a la generación de titulares llamativos y provocativos por parte de los periodistas de los medios de comunicación sin importarles mucho el fondo de la cuestión; que se presta también al uso interesado según las ideas propias de cada uno.


Creo que siempre es importante tener presente que del mismo modo que uno puede citar un texto de la Biblia sin tener en consideración el conjunto de la revelación, el contexto en el que está escrito o el destinatario, y hacerle decir al texto sagrado lo que a uno más le interese o servirse de él para crear una buena dosis de confusión; del mismo modo también sucede así con cualquier frase que diga este Papa o hayan dicho sus predecesores. Ejemplos de ello tenemos a montón.


Lo cierto es que ser buenos católicos no significa necesariamente tener hijos como conejos, es decir, confundir la apertura a la vida con ir simplemente acumulando prole. El Papa Francisco no ha descubierto las Américas con esa afirmación. Ahora bien, eso no quiere decir que para que unos esposos sean buenos católicos necesariamente deban tener pocos hijos.


La Iglesia habla siempre de la paternidad responsable y la generosidad a este respecto. Ambas expresiones, por cierto, las usa el Papa en su respuesta. Habrá familias para quienes la paternidad responsable significará la posibilidad, si Dios quiere, de tener una familia numerosa o ampliamente numerosa mientras que para otros significará, si Dios quiere, la posibilidad de tener 2 o 3 hijos. Eso es algo que cada matrimonio debe descubrir como parte de su llamada y misión como cristianos; y sea como sea, siempre en un contexto de apertura a la vida y de vivencia de la virtud de la castidad. Lo deberá descubrir como fruto de una vida de oración y de intimidad con Dios, en lo más íntimo de su ser, allí donde no puede entrar nadie, tampoco el cura, salvo Dios. De momento los dos matrimonios beatificados por la Iglesia de manera conjunta: los esposos María y Luis Beltrame Quattrocchi (siglo XX) y los esposos Zelie y Louis Martin (siglo XIX), tuvieron cuatro y nueve hijos (de los que sólo cinco llegaron a edad adulta) respectivamente. De los primeros nadie diría que tuvieron hijos como conejos, de los segundos posiblemente sí. Por cierto, la más pequeña de las hijas de este matrimonio es Santa Teresita de Lisieux.


El número de 3 hijos aparece en el discurso del Papa como alusión a la cifra que le ha dado el periodista en su pregunta. Respecto a esta cifra el Papa pone de manifiesto un dato científico que dan los expertos de las ciencias sociales: son necesarios más de dos hijos para evitar el invierno demográfico en un país (en concreto creo que se habla de 2,11 hijos de promedio). Por lo tanto no es una recomendación a tener tres hijos, sino la constatación de un dato de la ciencia que habla de la importancia para la sociedad de tener hijos.


Después de ese dato científico, el Papa hace referencia a la doctrina de la Iglesia: la paternidad responsable, que cada matrimonio con la ayuda necesaria debe ir viviendo según sus circunstancias. De ahí el ejemplo un poco extremo (uno busca siempre ejemplos extremos para exponer de manera más clara las cosas) de la madre que ha sufrido 7 cesáreas y que puede poner en riesgo efectivamente su vida con un nuevo embarazo. Este ejemplo es que el da origen a la frase de que "algunos creen que para ser buenos católicos tenemos que ser como conejos". Efectivamente, ser buenos católicos no se deriva necesariamente de tener muchos hijos, como tampoco de ir cada día a misa o rezar todos los días el rosario. Todo eso son cosas muy buenas y santas, pero la fe cristiana va más allá de un “hacer cosas”, aunque “hacer cosas” sea necesario; se trata de hacerlas con un sentido y una entrega. Es importante el continente y el contenido. Ambas cosas son necesarias. En fin, esto daría para mucho más.


Finalmente, el Papa acaba diciendo: “Y otra cosa en relación con esto es que para la gente más pobre, un niño es un tesoro. (...) Paternidad responsable, pero vamos también a mirar la generosidad del padre y la madre que ven un tesoro en cada niño”. Una alusión a esa otra dimensión que complementa la paternidad responsable: la generosidad. Del mismo modo que la generosidad complemente a la justicia para convertirla en caridad.


En fin, Francisco es Francisco y los periodistas son los periodistas. Pero hay una cosa cierta: la Iglesia es la Iglesia y el depósito de la fe no cambia. Lo intentamos comprender mejor cada día, descubrimos siempre nuevos horizontes y nos damos cuenta de que a veces no hemos comprendido bien ciertas cosas. Pero esto no es un partido político que cambia de programa en cada una de las elecciones a las que se presenta, aunque los periodistas se empeñen en presentar el mensaje de cualquier Papa siempre en categorías políticas o ideológicas. La Iglesia la guía el Espíritu Santo y éste nunca deja de sorprendernos.


En el siguiente link se puede ver el texto completo de la pregunta que le hacen al Papa y su respuesta.

https://www.aciprensa.com/noticias/vuelo-papal-esto-es-lo-que-dijo-el-papa-francisco-sobre-la-paternidad-responsable-y-los-catolicos-70963/

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