UN PENSAMIENTO FUNDAMENTAL
¡Tenemos tantas necesidades...!, pero la principal es la necesidad de ser amados de un modo incondicional, también en nuestras vergüenzas y miserias. Esto es lo único que cambia la vida y le da un horizonte bello.
San Francisco, que descubrió ese amor en Cristo, exclamaba en su oración: «¿Señor, Dios, quién soy yo para ti?», para que me ames así.
Cuando descubramos que nuestros errores devienen la medida del amor de Dios, encontraremos la paz con nosotros mismos.