DEL VERDADERO AMOR
Si alguna vez habéis estado frente a una colección de libros sin una idea clara de cuál escoger, es posible que hayáis sido víctimas de ese impulso que te lleva a mover la mano en torno a los lomos de los libros, cerrar los ojos y echar a suertes cuál de todas esas historias será la que te lleves contigo al silencio de tu habitación. Un impulso, por qué no decirlo, que a veces repetimos por segunda vez, si el azar nos guía hacia un título que no termina de convencernos.
En una de esas ocasiones, yo acabé sosteniendo entre mis manos un libro titulado El cuaderno de Noah. No tenía ninguna referencia acerca de él o del autor: Nicholas Sparks, pero quizás lo bíblico del nombre me convenció para sacar el libro de la estantería, leer la breve sinopsis de la contraportada y llevármelo conmigo a la habitación. Una vez que comencé a pasar páginas, la historia de Allie y de Noah me enganchó y emocionó. Creo que nunca he derramado tantas lágrimas leyendo un libro. El esfuerzo del anciano esposo por despertar en su mujer enferma de Alzheimer la conciencia de su identidad a través de la lectura del diario de su propia historia de amor y rescatar para ambos un instante de comunión era sencillamente cautivador. Más todavía cuando el autor del libro advierte que su obra está inspirada hasta cierto punto en la vida de sus propios suegros.
Algunos años más tarde me enteré de que Hollywood había llevado al cine esa historia. Como era de esperar, la película resultó estar muy por debajo del libro, en buena parte porque el peso de la historia no recaía en el anciano matrimonio, sino en la época juvenil de su enamoramiento, su forzada separación y su inesperado rencuentro años más tarde. Aún así las interpretaciones eran buenas, la película tenía gancho y transmitía algunos valores interesantes. Como decía un crítico de cine: «Pregunta a la chica que te gusta si ha visto "El diario de Noa". Si te dice que no, eres un tipo afortunado».
Con el paso del tiempo volvería a recordar la historia de Noah a raíz del nacimiento de una gran amistad con una chica cuyos abuelos vivían una historia de connotaciones similares. Ella, la abuela, había perdido la memoria y no reconocía a nadie, salvo a una persona… su querido esposo, al que incluso protegía celosamente. La verdad es que me encantaba escuchar a mi amiga contar historias de sus abuelos: cómo se conocieron, cómo vivieron, cómo crecieron juntos en la fe, cómo la cuidaba él ahora, etc. Era como escuchar una versión en audiolibro de la historia de Noah: más sencilla y real.
Finalmente, hoy me he encontrado con otra nueva versión de esa historia y en formato video. No es una película rodada en Hollywood y los protagonistas no tienen nombres sugerentes. Pero Pepe y Fuencisla, que así se llaman los protagonistas de este video, son capaces de transmitir la esencia del verdadero amor muchísimo mejor que los jóvenes actores de la meca del cine, porque ellos no actúan, sino que simplemente comparten su vida. Pepe y Fuencisla son más reales, más nuestros, más entrañables. ¡QUÉ GRANDE ES EL VERDADERO AMOR: EL QUE SABE EVOLUCIONAR DEL SENTIMIENTO A LA ENTREGA, DE LA ENTREGA AL SACRIFICIO!; un amor que crece de un modo especial a la orilla del trato frecuente con Cristo sacramentado y la devoción a María.
Me gustaría ser el párroco de este matrimonio, para aprender… y también para poder callar en determinados momentos y dejarles hablar a ellos. Por cierto, para escuchar a Fuencisla, deberemos esperar al final del documental. Sólo dice tres palabras; pero son tres palabras que lo dicen todo.