SEA AMABLE Y SONRÍA POR FAVOR
Este domingo me he encontrado con un cortometraje de 2007 titulado VALIDATION que sencillamente me ha parecido fabuloso. TE RECOMIENDO FERVIENTEMENTE QUE LO VEAS.
El argumento gira alrededor de un joven que ama ver a la gente sonreír y para ello se esfuerza desde su sencillo trabajo en un parking de coches por ser amable y dar ánimos a la gente que se acerca hasta él para validar su ticket de estacionamiento. Con su actitud positiva y su sonrisa, en realidad, lo que hace es “validar” a cada una de las personas que se cruzan en su camino; les ayuda a valorarse a sí mismas, a descubrir los grandes talentos de que son poseedores.
Alguien escribió lo siguiente: «Una sonrisa no cuesta nada, pero hace mucho bien. Enriquece a los que la reciben, sin empobrecer a los que la dan. Ocurre en un instante, mas su recuerdo puede perdurar por siempre. Nadie es tan rico que pueda vivir sin ella, ni nadie es tan pobre que no se sienta enriquecido al recibirla. Es descanso al fatigado, luz del día para el desanimado, un rayo de sol para el triste y el mejor antídoto de la naturaleza para las dificultades». Sonreír, sin duda alguna, ejerce una influencia beneficiosa en la vida de quien está a nuestro lado y en la nuestra propia.
Ahora bien, a la persona no le es suficiente con el esfuerzo de ayudar a “validar” a otros. Todos necesitamos ser “validados”, aceptados, queridos, reforzados en lo que somos; en una palabra, todos necesitamos ser amados. «No basta –escribía el cardenal J. Ratzinger– con que el hombre salga de sí mismo. El que sólo quiere dar y no está dispuesto a recibir, el que sólo quiere ser para los demás y no está dispuesto a reconocer que también él vive del sorprendente e inmerecido don del para los demás, ignora la configuración fundamental del ser humano y destruye el verdadero sentido del para los demás».
El cortometraje Validation no es simplemente uno de esos bonitos videos de Internet que nos muestran lo maravilloso que es ayudar a los demás. El protagonista del cortometraje experimentará también el sufrimiento interior del rechazo reiterado de la persona amada y con ello el desmoronamiento de su vida. No basta dar; uno necesita también recibir. La amistad, el amor, exige reciprocidad.
En este día en el que en muchos países de Sudamérica se celebra el día de la madre (en España lo celebramos la semana pasada) me parece oportuno hacer una alusión agradecida a todas esas madres que dan hasta el último aliento de su vida por sus hijos y a las que tantas veces no correspondemos siquiera con una pequeña sonrisa. A ellas la más hermosa de nuestras sonrisas, especialmente para aquellas que sufren junto a la cama de su hijo o hija enfermos. Yo ya no puedo sonreírle a la mía aquí en la tierra, pero sé que lee estas letras desde el cielo y le doy las gracias porque en su sencillez supo hacer tantas veces de lo ordinario algo extraordinario. Y eso es mucho decir.
Hoy, la Iglesia celebra también el domingo del buen pastor. Somos muchos los sacerdotes que, con nuestros límites y defectos, hemos entregado nuestra vida con el fin de ayudar a los demás. Pero también nosotros necesitamos de la sonrisa y la amabilidad de los demás. A todos mis hermanos en el sacerdocio una sonrisa cálida que les anime a seguir en su caminar.
La vida nos enseña que no siempre nuestra actitud positiva y de servicio se ve recompensada, pero el tiempo también nos dice que el bien que sembramos nunca se pierde del todo y que muchas veces fructifica de un modo inesperado. Eso mismo nos enseña el cortometraje de Validation. Como no puede ser de otro modo, éste evoluciona hacia un hermoso final feliz en el que se nos muestra que ninguna sonrisa ni ninguna palabra amable se pierde para siempre.
Moraleja: «No niegues un beneficio al que lo necesite, siempre que esté en tus manos hacerlo» (Prov 3,27). Una palabra amable y una sonrisa está en las manos de todos nosotros.