ELEGIR LA PARTE MEJOR
Muchas veces tenemos una visión o bien demasiado dulcificada o bien excesivamente heroica de los santos. Sea como sea, tenemos la sensación de que difícilmente nos podemos identificar con ellos.
Pero los santos ni son ni pusilánimes ni extraterrestres; son gente como tú y como yo; con carácter unos áspero otros más dulce, con vidas jalonadas de esperanzas y de dificultades, con caídas y luchas… pero siempre con la mirada en Cristo, conscientes de su perdón y misericordia, con el deseo de compartir con los demás la alegría que nace del encuentro con Dios.
En este sencillo video se muestra brevemente las figuras de algunos beatos y santos cercanos a nosotros en el tiempo y tan "extraordinariamente normales" como nosotros podemos serlo con la gracia de Dios: una niña de seis años, un joven de 24 años, una joven de 18 años, una madre de familia, un sacerdote, una religiosa y un matrimonio, son las teselas que, como muestra de ese hermoso mosaico de todos los santos, protagonizan en este video. Ellos vivieron su vida normal y extraordinaria al mismo tiempo en plenitud y por ello ahora viven en la plenitud de Dios.
El mundo necesita santos; nos necesita santos.
Para ello es necesario que tengamos la valentía de ESCOGER LA PARTE MEJOR DE LA VIDA. Eso exige entrega, sacrificio, sinceridad y capacidad de perdonar; a veces hasta dar la sangre, PERO MERECE LA PENA, porque somos los que somos: HIJOS DE DIOS; y estamos hechos para lo que estamos hechos: PARA EL AMOR. Eso es lo que descubrieron y vivieron todos los SANTOS a los que hoy recordamos.
Ojalá que también nosotros nos decidamos a huir de la mediocridad de una vida insulsa y egoísta, ABRIENDO LAS PUERTAS DE NUESTRO CORAZÓN DE PAR EN PAR A CRISTO. Porque «quien deja entrar a Cristo no pierde nada, nada —absolutamente nada— de lo que hace la vida libre, bella y grande. ¡No! Sólo con esta amistad se abren las puertas de la vida. (…) ¡No tengáis miedo de Cristo! Él no quita nada, y lo da todo. Quien se da a él, recibe el ciento por uno. Sí, abrid, ABRID DE PAR EN PAR LAS PUERTAS A CRISTO, Y ENCONTRARÉIS LA VERDADERA VIDA» (Benedicto XVI).