SABER VALORARNOS
Tengo el convencimiento de que el ser humano es un ser bastante paradójico. Una de las razones es que, cuando las cosas le van bien, tiende a engreírse a la vez que juzga y saca defectos de la vida de los demás. En cambio, cuando uno está pasando un mal momento personal o por dificultades en una relación, tiende a pintar un cuadro tremendamente negativo de sí mismo mientras que describe un paisaje lleno de luz y felicidad para los demás. Cuando nos va bien somos unos fiscales implacables con los otros; cuando nos va mal, somos unos pésimos abogadores defensores de nosotros mimos.
Qué importante es (para nosotros y también para los que están a nuestro alrededor) que intentemos corregir tanto la miopía como la hipermetropía existencial (el desenfoque de nuestra mirada respecto a los demás y a nosotros mismos). ¿Cómo? Cuando las cosas nos van bien, valorando más lo bueno que hay en los demás (que es mucho) y ayudando a corregir con cariño lo que hay de malo (que también lo hay); cuando las cosas nos van mal, valorando mejor nuestras cualidades y aquello que tenemos (que es mucho) y apoyándonos en los que nos quieren para luchar en lo que tenemos que mejorar (que también lo hay). En definitiva, aceptándome a mí y a los demás tal y como somos, pero soñándonos mejor de lo que somos..