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Orar con versos

 

         SEÑOR, HAZ DE MÍ UN INSTRUMENTO DE TU PAZ (San Francisco)

 

¡Señor, haz de mí un instrumento de tu paz!

Que allí donde haya odio, ponga yo amor;

donde haya ofensa, ponga yo perdón;

donde haya discordia, ponga yo unión;

donde haya error, ponga yo verdad;

donde haya duda, ponga yo fe;

donde haya desesperación, ponga yo esperanza;

donde haya tinieblas, ponga yo luz;

donde haya tristeza, ponga yo alegría.

 

¡Oh, Maestro!, que no busque yo tanto

ser consolado, como consolar;

ser comprendido, como comprender;

ser amado, como amar.

Porque dando es como se recibe;

olvidando, como se encuentra;

perdonando, como se es perdonado;

muriendo, como se resucita a la vida eterna.

 

 

 

 

 

OH BUEN JESÚS

 

Oh Buen Jesús, yo creo firmemente

que por mi bien estás en el altar,

que das tu cuerpo y sangre juntamente,

al alma fiel en celestial manjar.

 

Indigno soy, confieso avergonzado,

de recibir la santa comunión;

Jesús, que ves mi nada y mi pecado,

prepara tú mi pobre corazón.

 

Pequé, Señor; ingrato te he vendido;

infiel te fui, confieso mi maldad.

Contrito ya, perdón, Señor, te pido;

eres mi Dios, apelo a tu bondad.

 

Espero en ti, piadoso Jesús mío;

oigo tu voz, que dice: «Ven a mí».

Porque eres fiel, por eso en ti confío;

todo, Señor, espérolo de ti.

 

¡Oh buen Jesús, Pastor fino y amante!

Mi corazón se abrasa en santo ardor;

si te olvidé, hoy juro que, constante,

he de vivir tan sólo de tu amor.

 

Dulce maná de celestial comida,

gozo y salud del que te come bien,

ven sin tardar, mi Dios, mi Luz, mi Vida;

desciende a mí, hasta mi pecho ven.

 

 

 

 

 

PADRE: HAS DE OÍR (Gabriela Mistral)

 

Padre: has de oír

este decir

que se me abre en los labios como flor.

Te llamaré Padre,

porque la palabra me sabe a más amor.

 

Tuyo me sé,

pues me miré

en mi carne prendido tu fulgor.

Me has de ayudar

a caminar

sin deshojar mi rosa de esplendor.

 

Por cuanto soy

gracias te doy:

por el puro milagro de vivir.

Y por el ver

la tarde arder,

por el encantamiento de existir.

 

Y para ir,

Padre, hacia ti,

dame tu mano suave y tu amistad.

Pues te diré:

sola no sé ir rectamente hacia tu claridad.

 

Tras el vivir,

dame el dormir

con los que aquí anudaste a mi querer.

Dame, Señor,

hondo soñar.

¡Hogar dentro de ti nos has de hacer!

 

 

 

 

 

LETRILLA (Santa Teresa de Jesús)

 

Nada te turbe,

nada te espante,

todo se pasa,

Dios no se muda;

la paciencia todo lo alcanza;

quien a Dios tiene

nada le falta:

sólo Dios basta.

 

A Jesucristo sigue

con pecho grande, 

y, venga lo que venga, 

nada te espante.

 

¿Ves la gloria del mundo? 

Es gloria vana; 

nada tiene de estable, 

todo se pasa.

 

Aspira a lo celeste,

que siempre dura;

fiel y rico en promesas, 

Dios no se muda.

 

Ámala cual merece 

bondad inmensa; 

pero no hay amor fino 

sin la paciencia.

 

Confianza y fe viva 

mantenga el alma, 

que quien cree y espera 

todo lo alcanza.

 

Del infierno acosado 

aunque se viere, 

burlará sus furores 

quien a Dios tiene.

 

Vénganle desamparos, 

cruces, desgracias; 

siendo Dios tu tesoro 

nada te falta.

 

Id, pues, bienes del mundo; 

id dichas vanas; 

aunque todo lo pierda, 

sólo Dios basta.

 

 

 

 

 

¿QUÉ TENGO YO, QUE MI AMISTAD PROCURAS? (Lope de Vega)

 

¿Qué tengo yo, que mi amistad procuras?

¿Qué interés se te sigue, Jesús mío,

que a mi puerta, cubierto de rocío,

pasas las noches del invierno oscuras?

 

¡Oh, cuánto fueron mis entrañas duras,

pues no te abrí! ¡Qué extraño desvarío,

si de mi ingratitud el hielo frío

secó las llagas de tus plantas puras!

 

¡Cuántas veces el ángel me decía:

«Alma, asómate ahora a la ventana,

verás con cuánto amor llamar porfía»!

 

¡Y cuántas, hermosura soberana,

«Mañana le abriremos», respondía,

para lo mismo responder mañana!

 

 

 

 

 

PLEGARIA DE UN SACERDOTE (Lope de Vega)

 

Cuando en mis manos, Rey eterno, os miro

y la cándida víctima levanto,

de mi atrevida indignidad me espanto

y la piedad de vuestro pecho admiro.

 

Tal vez el alma con temor retiro,

tal vez la doy al amoroso llanto,

que, arrepentido de ofenderos tanto,

con ansias temo y con dolor suspiro.

 

Volved los ojos a mirarme humanos,

que por las sendas de mi error siniestras

me despeñaron pensamientos vanos;

 

no sean tantas las desdichas nuestras

que a quien os tuvo en sus indignas manos

vos le dejéis de las divinas vuestras.

 

 

 

 

 

EL BUEN PASTOR (Lope de Vega)

 

Pastor que con tus silbos amorosos

me despertaste del profundo sueño;

Tú, que hiciste cayado de ese leño

en que tiendes los brazos poderosos,

 

vuelve los ojos a mi fe piadosos,

pues te confieso por mi amor y dueño,

y la palabra de seguir te empeño

tus dulces silbos y tus pies hermosos.

 

Oye, Pastor, que por amores mueres,

no te espante el rigor de mis pecados,

pues tan amigo de rendidos eres.

 

Espera, pues, y escucha mis cuidados...

Pero ¿cómo te digo que me esperes si estás,

para esperar, los pies clavados?

 

 

 

 

 

¡CUÁNTAS VECES, SEÑOR! (Lope de Vega)

 

¡Cuántas veces, Señor, me habéis llamado,

y cuántas con vergüenza he respondido,

desnudo como Adán, aunque vestido

de las hojas del árbol del pecado!

 

Seguí mil veces vuestro pie sagrado,

fácil de asir, en una cruz asido,

y atrás volví otras tantas atrevido,

al mismo precio que me habéis comprado.

 

Besos de paz os di para ofenderos,

pero si fugitivos de su dueño

hierran cuando los hallan los esclavos,

 

hoy que vuelvo con lágrimas a veros

clavadme Vos a Vos en vuestro leño

y tendréisme seguro con tres clavos.

 

 

 

 

 

NO ME MUEVE, MI DIOS, PARA QUERERTE (Anónimo)

 

No me mueve, mi Dios, para quererte

el cielo que me tienes prometido,

ni me mueve el infierno tan temido

para dejar por eso de ofenderte.

 

Tú me mueves, Señor, muéveme el verte

clavado en esa cruz y escarnecido,

muéveme el ver tu cuerpo tan herido,

muévenme tus afrentas y tu muerte.

 

Muéveme, en fin, tu amor, y en tal manera

que, aunque no hubiera cielo, yo te amara,

y, aunque no hubiera infierno, te temiera.

 

No me tienes que dar porque te quiera,

pues, aunque lo que espero no esperara,

lo mismo que te quiero te quisiera.

 

 

 

 

 

EN ESTA TARDE, CRISTO DEL CALVARIO (Gabriela Mistral)

 

En esta tarde, Cristo del Calvario,

vine a rogarte por mi carne enferma;

pero, al verte, mis ojos van y vienen

de tu cuerpo a mi cuerpo con vergüenza.

 

¿Cómo quejarme de mis pies cansados,

cuando veo los tuyos destrozados?

¿Cómo mostrarte mis manos vacías,

cuando las tuyas están llenas de heridas?

 

¿Cómo explicarte a ti mi soledad,

cuando en la cruz alzado y solo estás?

¿Cómo explicarte que no tengo amor,

cuando tienes rasgado el corazón?

 

Ahora ya no me acuerdo de nada,

huyeron de mí todas mis dolencias.

El ímpetu del ruego que traía

se me ahoga en la boca pedigüeña.

 

Y sólo pido no pedirte nada,

estar aquí, junto a tu imagen muerta,

ir aprendiendo que el dolor es sólo

la llave santa de tu santa puerta.

 

 

 

 

 

ESTATE, SEÑOR, CONMIGO

 

Estáte, Señor, conmigo

siempre, sin jamás partirte,

y, cuando decidas irte,

llévame, Señor, contigo;

porque el pensar que te irás

me causa un terrible miedo

de si yo sin ti me quedo,

de si tú sin mí te vas.

 

Llévame en tu compañía,

donde tú vayas, Jesús,

porque bien sé que eres tú

la vida del alma mía;

si tú vida no me das,

yo sé que vivir no puedo,

ni si yo sin ti me quedo,

ni si tú sin mí te vas.

 

Por eso, más que a la muerte,

temo, Señor, tu partida

y quiero perder la vida

mil veces más que perderte;

pues la inmortal que tú das

sé que alcanzarla no puedo

cuando yo sin ti me quedo,

cuando tú sin mí te vas.

 

 

 

 

 

BENDITA SEA TU PUREZA (Antonio Panes)

 

Bendita sea tu pureza,

y eternamente lo sea,

pues todo un Dios se recrea

en tan graciosa belleza.

A ti, celestial princesa,

Virgen sagrada, María,

te ofrezco desde este día

alma, vida y corazón.

Mírame con compasión;

no me dejes, Madre mía.

 

LEVÁNTAME, SEÑOR, QUE ESTOY CAÍDO (Fray Miguel de Guevara)

 

Levántame, Señor, que estoy caído,

sin amor, sin temor, sin fe, sin miedo;

quiérome levantar, y estoyme quedo;

yo propio lo deseo y yo lo impido.

 

Estoy, siendo uno solo, dividido;

a un tiempo muero y vivo, triste y ledo;

lo que puedo hacer, eso no puedo;

huyo del mal y estoy en él metido.

 

Tan obstinado estoy en mi porfía,

que el temor de perderme y de perderte

jamás de mi mal uso me desvía.

 

Tu poder y bondad truequen mi suerte:

que en otros veo enmienda cada día,

y en mí nuevos deseos de ofenderte.

VIVO SIN VIVIR EN MÍ (Santa Teresa de Jesús)

 

Vivo sin vivir en mí,

y, tan alta vida espero,

que muero porque no muero.

 

Vivo ya fuera de mí,

después que muero de amor,

porque vivo en el Señor,

que me quiso para sí.

 

Cuando el corazón le di, 

puso en él este letrero:

“Que muero porque no muero”.

 

Esta divina prisión

del amor en que yo vivo

ha hecho a Dios mi cautivo,

y libre mi corazón.

 

Y causa en mí tal pasión

ver a Dios mi prisionero,

que muero porque no muero.

 

¡Ay que larga es esta vida!

¡qué duros estos destierros!,

¡esta cárcel, estos hierros,

en que el alma está metida!

 

Sólo esperar la salida

me causa dolor tan fiero,

que muero porque no muero.

 

Mira que el amor es fuerte;

vida, no me seas molesta;

mira que sólo te resta,

para ganarte, perderte.

 

Venga ya la dulce muerte

venga el morir muy ligero,

que muero porque no muero.

 

Aquella vida de arriba,

que es la vida verdadera,

hasta que esta vida muera,

no se goza estando viva.

 

Muerte, no me seas esquiva;

viva muriendo primero,

que muero porque no muero.

 

Vida, ¿qué puedo yo darle

a mi Dios que vive en mí,

si no es perderte a ti,

para mejor a Él gozarle?

 

Quiero muriendo alcanzarle,

pues a Él solo es al que quiero:

Que muero porque no muero.

ADORO TE DEVOTE (Santo Tomás de Aquino)

 

Adóro te devóte, latens Déitas,                              Te adoro con devoción, Dios escondido,
quae sub his figúris vere látitas:                             oculto verdaderamente bajo estas apariencias;
tibi se cor meum totum súbiciit,                             A ti se someten mi corazón por completo,
quia te contémplans  Totum déficit.                       y se rinde totalmente al contemplarte.

  

Visus, tactus, gustus in te fállitur,                           Al juzgar de ti se equivocan la vista y el tacto y el gusto,
sed  auditu solo tuto créditur.                                  pero basta el oído para creer con firmeza;
Credo quidquid dixit Dei Filius;                             creo todo lo que dicho el Hijo de Dios,
nihil hoc verbo veritátis verius.                              nada es más verdadero que esta palabra de verdad.

  

In cruce latébat sola Déitas;                                    En la cruz se escondía sólo la divinidad,

at hic latet simul et humánitas.                                pero aquí también se esconde la humanidad;
Ambo tamen credens alque cónfitens,                    creo y confieso ambas cosas,
peto quod petívit latro poenitens.                            y pido lo que pidió el ladrón arrepentido.

 

Plagas, sicut Thomas non intúeor;                          No veo las llagas como las vio Tomás,
Deum tamen meum te confíteor.                             pero confieso que eres mi Dios;
Fac me tibi semper magis crédere,                          haz que yo crea más y más en ti,
in te spem habere, te dilígere.                                  que en ti espere, que te ame.

 

O memoriále mortis Dómini,                                   ¡Oh memorial de la muerte del Señor!,

panis vivus vitam praestans homini;                        Pan vivo que da la vida al hombre,

praesta meae menti de te vívere,                              concédele a mi alma que de ti viva,

et te semper illi dulce sápere.                                   y que siempre saboree tu dulzura.

  

Pie pelicáne, Jesé Dómine,                                       Señor Jesús, bondadoso pelícano,

me inmúndum munda tuo ságuine,                           límpiame, a mí, inmundo, con tu sangre,

cuius una stilla salvum fácere                                   de la que una sola gota puede liberar,

totum mundum quit ab omni scélere.                        de todos los crímenes al mundo entero.

 

Jesum, quem velátum nunc aspício,                          Jesús, a quien ahora veo escondido,

óro fiat alud quod tam sítio:                                      te  ruego que se cumpla lo que tanto ansío:

ut te revelata cernens fácie,                                       que al mirar tu rostro ya no oculto,

visu sim beátus tuae gloriae. Amén.                          sea yo feliz viendo tu gloria. Amén.

 

 

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