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Testimonios desde la cruz

  Vivimos un tiempo en el que el dolor es políticamente incorrecto; la sociedad no quiere contemplarlo. Pero, paradójicamente, el dolor es la experiencia humana más universal. No hay ser humano que, antes o después, no conozca el sufrimiento. 

 

   El sufrimiento es, sin duda alguna, uno de los grandes obstáculos para llegar a creer en Dios; en especial, el sufrimiento propio o el de los inocentes. ¿Cómo un Dios bueno, puede permitir el sufrimiento de aquellos a los que ama? Muchas personas piensan, como diría Nietzsche, que la única excusa posible para Dios es que éste no exista.

   Sin embargo, frente a la misma realidad del sufrimiento, otras muchas personas han descubierto en él la mano de Dios a su lado y han vivido o viven su cruz desde una luz que les llena de esperanza. El escritor francés Paul Claudel dirá que Cristo no ha venido a acabar con el sufrimiento, sino que ha venido a acompañarnos con su presencia. Cristo es la prueba suprema de la solidaridad de Dios con el hombre que sufre. No estamos solos, Cristo nos sostiene. 

 

   «¿Qué ha traído Jesús realmente, si no ha traído la paz al mundo, el bienestar para todos, un mundo mejor? ¿Qué ha traído? -se preguntaba Benedicto XVI en su libro sobre Jesús de Nazaret-. La respuesta es muy sencilla: a Dios. (…) Ha traído a Dios: ahora conocemos su rostro, ahora Podemos invocarlo. Ahora conocemos el camino que el debemos seguir como hombres en este mundo. Jesús ha traído a Dios y, con Él, la verdad sobre nuestro origen y nuestro destino; la fe, la esperanza y el amor. Sólo nuestra dureza de corazón nos hace pensar que esto es poco»

 

  Ciertamente, lo difícil no es sufrir, sino sufrir sin sentido, sin sentirse amado. Los testimonios que ofrezco a continuación espero que nos ayuden a descubrir esa presencia de quien nos amante de Dios en nuestra vida.

María José Solaz.

Esta joven valenciana sufre una ataxia desde los 9 años, la edad a la que hizo la Primera Comunión. "El último día que pude andar por mí misma fue el de mi Confirmación", con 15 años. 

 

"Dios no me ha maltratado, no me arrepiento en absoluto de haber confiado en Él y ni siquiera le pido que me cure con un milagro, sino que haga siempre su voluntad en mí".

Este archivo contiene un artículo sobre María José del 2010 y un Via Crucis escrito por ella misma.

Tim Guènard.

Abandonado por su madre a los 3 años. Su padre le rompió 54 huesos a los 5. Vagabundo desde los 13. Violado a los 16.  Ejerció la prostitución desde los 20. 

 

El objetivo de su vida era matar a su padre a puñetazos, hasta que un sacerdote subió a su moto. Aprendió a perdonar a sus padres. Ahora es apicultor, ama a su mujer y tiene 4 hijos. En su casa acoge a todo el que lo necesite. Su autobiografía, titulada Más fuerte que el odio, se ha traducido a 12 idiomas.

Antonia Cabrera.

Una joven chilena a la que todo le iba bien, pero de repente... paf: un derrame cerebral lo cambiaría todo. El pronóstico era morir o quedar vegetal, pero... "por algo tuve mucha suerte; y es porque mucha gente ha rezado por mí".

 

"Lo peor que me ha pasado es lo mejor que me ha pasado, porque he aprendido tanto... y eso es un regalo precioso".

Esther Sáez.

El testimonio de una víctima del atentado terrorista del 11M en Madrid que te impresionará. 

A partir del min 13:52 del video I y continuando en video II, se plantean las siguientes preguntas: "¿A ti la religión te ha ayudado a superar esta situación?"; "¿Tú has recuperado la felicidad?"; "¿Tú has perdonado a los responsables de esa masacre?". Muy interesantes las respuestas de Esther.

 

Soledad Pérez de Ayala.

A esta madre de familia y profesora titular de Filología Inglesa de la Universidad Complutense (Madrid) le diagnosticaron en 2006 un cáncer, que se vió agravado en el año 2007 por una metástasis en los huesos. Murió en 2011.

 

Entrevistada en 2008. "Dios se está sirviendo de una enfermedad para que yo sea, en primer lugar, mucho más feliz; para sacar de mí lo mejor que había, para sacar alegría, hablar de esperanza, para conocerle a Él".

Chiara Corbella: El amor por la vida, más allá de la propia vida.

Chiara Corbella era una joven romana que afrontó con gran fuerza y paz, junto a su marido, la prueba de ver morir a sus dos primeros hijos poco después del parto y tener que decidir entre proteger la vida del tercer hijo que esperaba o tratar de salvar su propia vida frente a un agresivo cáncer que le aparece durante el embarazo. 

Chiara falleció en 2012 al poco tiempo de nacer su hijo, convencida de que partía al encuentro de sus hijos mayores: “Voy al cielo para ocuparme de María y David, y tu quédate aquí con papá. Yo desde allí rezaré por vosotros”, escribió Chiara en una carta dirigida a su hijo Francisco una semana antes de su muerte.

 

El primer video registra una de las intervenciones-testimonio que el matrimonio realizó tras la muerte de su pirimera hija (está en italiano). El segundo es un cortometraje basado en la difícil situación que vivió esta pareja (está en español). Puedes encontrar su historia en el libro: Nacemos para no morir nunca (Ed. Palabra).

Sophie y Cedric.

Impresionante testimonio de una cooperadora del Opus Dei que a los pocos meses de casarse con 25 años ve como su marido sufre un accidente que le deja graves secuelas.

 

"Usted es joven. Si quiere abandonarle, hágalo ahora", le dijo una asistente social. Pero ella se quedó con su marido y ha formado una familia numerosa. 

Miriam Fernández.

Testimonio lleno de esperanza y a favor de la vida de una joven que fue dada en adopción tras sufrir en el parto una parálisis cerebral que afectó a su movilidad. Miriam es conocida por ser la ganadora de la segunda edición del concurso Tú sí que vales, España.

 

Marta Oriol.

El 8 de noviembre de 2006 Marta sufrió junto a su marido y sus hijos, un accidente mortal de tráfico. En él perdió a su marido y a dos hijos pequeños. Su fe en Jesucristo, y la ayuda incomparable de su familia le han ayudado a superarlo.

 

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