La alegría de la fe
© by Raúl Navarro Barceló
Examen de conciencia
para preparar la confesión
· La Iglesia enseña que, para recibir dignamente el sacramento de la reconciliación o penitencia, deben vivirse estos cinco pasos:
- Examinar nuestra conciencia, haciendo un esfuerzo sincero y humilde para recordar los pecados cometidos.
- Dolernos de nuestros pecados, sentir un pesar en nuestro corazón por ofender a Dios que tanto nos ama y al prójimo.
- Tener el propósito de luchar para no volver a pecar.
- Decir todos nuestros pecados al confesor, sin omisiones voluntarias.
- Cumplir la penitencia que el sacerdote nos imponga.
· En este artículo nos centramos en ofrecer una posible guía que nos ayude a realizar el examen de conciencia.
Es preciso advertir antes que nada que la fe cristiana no debe vivirse como un cuestionario. Pero dado que conocerse uno mismo no es tarea sencilla y a veces nos puede no resultar fácil descubrir aquello en qué podemos estar fallando o vivir con más generosidad, puede ser útil tomar como guía un examen a base de preguntas que nos ayuden a hilar más fino en nuestra vida, orientando adecuadamente aquellos pensamientos, palabras y acciones que nos distancian del evangelio. El examen que se muestra a continuación se articula en torno a tres grandes campos: nuestra relación con Dios, nuestra relación con los demás y con uno mismo. Relaciones que vienen marcadas por el mandamiento primordial del amor.
Relación con Dios
· Teniendo presente que una de las características del amor es el deseo de estar cerca de la persona amada, compartir tiempo junto a ella y conocerla mejor:
- ¿He faltado a Misa algún domingos o día de precepto? ¿Llego habitualmente tarde?
- ¿He rezado mis oraciones vocales habituales, como, por ejemplo, al levantarme y acostarme?
- ¿He dedicado un tiempo diario a la oración, a hablar con el Señor, a compartir con él mis preocupaciones, deseos, esperanzas y alegrías o sólo me dirijo a Dios en caso de necesidad?
- ¿Acepto la mediocridad de mi vida en lo que se refiere a las cosas de Dios?
- ¿Confío en la gracia de Dios y su providencia?
- ¿Dedico un tiempo a la formación en mi fe, para conocer mejor a Dios y así poder amarlo más?
- ¿Respeto y procuro conocer las enseñanzas del Magisterio de la Iglesia?
· El amor exige también estar dispuesto a ayudar al otro en su misión y sacrificarse por él.
- ¿Vivo esquivando las cruces que aparecen en mi camino y que sé que pueden ser fuente de santificación?
- ¿Me revelo contra los designios de Dios o pretendo que Él haga mi voluntad?
- ¿Me uno al sacrificio de Cristo en la cruz por nosotros ofreciendo a Dios pequeñas mortificaciones de la vida diaria?
- ¿Vivo el ayuno y la abstinencia en los días previstos por la Iglesia?
· En toda relación surgen siempre problemas y acciones que exigen pedir perdón al otro.
- Cuando ofendo a Dios, ¿le pido perdón lo más pronto posible o dejo pasar el tiempo sin acudir a la confesión?
- ¿He callado por vergüenza, en alguna Confesión anterior, algún pecado grave?
- ¿He comulgado alguna vez estando en pecado mortal?
· Para mantener una relación de amistad y amor es necesario tanto la confianza como la fidelidad.
- ¿He murmurado externa o internamente contra el Señor cuando me ha ocurrido alguna desgracia?
- ¿He dudado o negado deliberadamente alguna de las verdades la Fe católica?
- ¿He practicado la superstición o el espiritismo?
· A través de la palabra y el mal ejemplo se puede hacer mucho daño a la persona amada.
- ¿He pronunciado palabras injuriosas contra Dios, la Virgen o los santos, con la intención de ofenderles?
- ¿He jurado con mentira o con duda de si era verdad? ¿He reparado el daño que haya podido seguirse?
- ¿He prestado mi apoyo a programas de acción social y política inmorales y anticristianos?
· En cambio, a través de la palabra y el ejemplo se puede hacer mucho bien a la gente que nos rodea y no hay mayor bien que ayudar a conocer y amar a Aquél que es el sumo bien y amor.
- ¿Me preocupo de influir –con naturalidad y sin respetos humanos- para hacer más cristiano el ambiente a mi alrededor?
- Teniendo presente que solo se puede amar aquello que se conoce, ¿me preocupo seriamente de formarme mejor en la fe cristiana leyendo el Catecismo o algún libro de espiritualidad?
-¿Renuncio por cobardía a defender a Cristo y a la Iglesia cuando son atacados en mi presencia?
Relación con los demás
Toda persona humana es amada por Dios con un amor singular, hasta el extremo de haber dado su vida en la cruz por ella y elevarla a la condición de hijo/a de Dios. Cristo ha hecho de todos los hombres una gran familia y nos ha enseñado que debemos amarnos los unos a los otros como Él nos ha amado.
· El amor debe manifestarse en primer lugar respecto a aquellos que están más cercanos a nosotros: familia y amigos. Es normal que dónde hay roce salte la chispa. Eso es inevitable, pero no podemos dejar que esa chispa crezca y deteriore la relación.
- ¿He tratado a mis padres y familiares sin el respeto y el afecto que merecen?
- ¿He defraudado con mi conducta la confianza que han depositado en mí?
- ¿Soy para los demás fuente de alegría?
- ¿He dado mal ejemplo en cosas importantes a las personas que me rodean, sobre todo a mis hijos y amigos?
- ¿Me he enfadado con ellos o los he corregido injustamente de palabra o de obra o les he deseado algún mal grave o leve?
- ¿Guardo rencor a alguien? ¿Sé comprender y perdonar?
- ¿Soy consciente de que a veces debo sacrificar mis gustos, caprichos, diversiones, etc., para cumplir con mi dedicación a la familia?
· La relación con los demás se fundamenta en el respeto a la persona en sí misma, a sus opiniones, acciones y bienes particulares de los demás.
- ¿Evito que las diferencias de opinión en cuestiones políticas, profesionales, etc., degeneren en indisposición, enemistad o incluso odio hacia las personas?
- ¿He hablado mal de otros sin tener mayor fundamento que "se dice" o la mera suposición?
- ¿He descubierto ante los demás, sin motivo serio y proporcionado, asuntos o defectos graves de otras personas?
- ¿He calumniado, despreciado o robado a alguien?
- ¿He reparado el daño que haya podido seguirse de esas actuaciones, por ejemplo, hablando de modo positivo de esa persona o devolviendo lo robado?
- ¿Me preocupo de los más desfavorecidos? He dedicado tiempo a los demás (visitándolos, llamando por teléfono, etc.), especialmente a los enfermos y más necesitados?
- ¿Soy envidioso, colérico o parcial?
· Toda persona humana ha sido creada por Dios y está llamada a ser hija suya. Debe ser tratada como tal y no como un objeto de placer.
- ¿He utilizado a los demás buscando el placer sexual de modo egoísta, ya sea de hecho, con la mirada, el pensamiento o las conversaciones?
- ¿He buscado ese placer con las lecturas, las películas, la televisión, Internet, o con mi asistencia a espectáculos poco recomendables?
- ¿He utilizado la sexualidad en contra de los planes de Dios, ya sea conmigo mismo o con otras personas, cayendo en pecados contrarios a la castidad: masturbación, fornicación, relaciones prematrimoniales, adulterio, actividades pornográficas?
- ¿Mantengo amistades que son ocasión habitual de este tipo de pecados? ¿Estoy dispuesto a dejarlas?
- ¿Acepto y vivo conforme a la doctrina de la Iglesia mi matrimonio?; ¿Hay algo en mi vida matrimonial que me remuerda la conciencia?; ¿He negado su derecho al otro cónyuge?; ¿Busco su felicidad?
- ¿He sido causa de que otros pecasen por mi conversación, por mi modo de vestir, por mi conducta desordenada, por mi consejo, etc.? ¿He tratado de reparar el escándalo?
· A veces las personas estamos más preocupadas de tener que de ser.
- ¿Me dejo dominar por la envidia deseando inmoderadamente lo que otros son o poseen?
- ¿He causado un daño cierto a alguien en su persona o en sus legítimas propiedades tomando dinero o cosas que no son mías? ¿He pedido perdón y he procurado reparar eficazmente el daño?
- ¿Vivo apegado a los bienes materiales y me cuesta ser generoso con aquellos que sufren carencias básicas? ¿He dado limosna de acuerdo a mi capacidad?
- ¿He sido egoísta en el uso de las cosas que tengo? ¿Vivo exageradamente inquieto por el porvenir?
- ¿He gastado demasiado dinero en cosas innecesarias, en caprichos o por vanidad?
· Una dimensión importante de nuestra vida y que tiene una fuerte influencia en los demás es nuestro trabajo. Debemos ejercerlo con honestidad y competencia.
- ¿Me dejo llevar por la pereza en el cumplimiento de mis deberes, particularmente en el trabajo?
- ¿Retraso o impido con mi conducta o impuntualidad el trabajo de los demás?
- ¿He engañado a otros cobrando más de lo debido?
· El bien más grande que posee una persona es su propia vida.
- ¿He matado o herido a alguien?
- ¿Le he negado la asistencia a cualquier persona en estado de peligro?
- ¿He practicado, aconsejado o facilitado el aborto o la eutanasia a alguna persona?
- ¿He conducido irresponsablemente cualquier vehículo, colocando en riesgo mi vida y la de los acompañantes?
- ¿Me he embriagado o tomado droga?
Relación conmigo mismo
· Para ser una persona de provecho y un buen cristiano es necesario esforzarse y luchar por vivir cada día mejor las virtudes humanas y evitar los pecados capitales.
- ¿Vivo con orden o me dejo dominar por la pereza y la comodidad a la hora de levantarme, trabajar o dedicar un tiempo a Dios y a los demás?
- ¿Pongo esfuerzo y lucha en evitar las ocasiones de pecado?
- ¿Considero mi cuerpo como un “valor absoluto”, llegando a sacrificar todo a él, o he llegado a idolatrar la perfección física y el éxito deportivo en un relativo “culto al cuerpo”?
- ¿Amo y cultivo la pureza de corazón, de pensamientos y de acciones?
- ¿Me preocupo demasiado de mis bienes y estoy sujeto a ellos?
- ¿Soy sincero o me dejo de llevar de la apariencia y de los respetos humanos?
- ¿Afronto la vida bajo el papel constante de víctima, quejándome continuamente y echando las culpas a los demás?
- ¿Me considero superior a los demás y no admito la crítica o corrección?
- ¿Me gusta ser servido?
- ¿Llevo un libro de cuentas de aquello que los otros hacen o dejan de hacer conmigo? ¿Suelo pasar factura a los demás por lo que hago o me parece hacer por ellos?
- ¿Veo siempre en lo que otros me dicen segundas o terceras intenciones inexistentes?
- ¿Espero a que sean los demás lo que se decidan a dar el primer paso para el perdón? ¿Soy humilde y constructor de paz?
- ¿Me dejo dominar por la gula, es decir, por hacer únicamente lo que me apetece?
- ¿Me agobio comparándome con los demás, dejándome dominar por la envidia?