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Arte y Fe

La anunciación

·   El autor de esta obra, Fra Angelico, es un famoso artista y fraile dominico del siglo XV (Quattrocento italiano). Toda su obra es de temática exclusivamente religiosa. Gustaba de pintar Anunciaciones. Entre ellas, he aquí la más conocida: la realizada para el convento de Santo Domingo en Fiésole (Florencia), actualmente en el Museo del Prado.

 

    Fra Angelico es un artista de trasfondo medieval que se expresa en el lenguaje pictórico moderno de su época. Su gran aportación es el uso de la luz con una finalidad inmediata no naturalista sino estética y expresada en un uso inteligente del color.

 

A pesar de la pervivencia de un ritmo gótico lineal muy marcado en las figuras (observar la diferencia con la obra de Jan van Eyck, Matrimonio Arnolfini), la creciente claridad de color ya no tiene un carácter decorativo, sino que sirve para acentuar la plasticidad; el cuerpo se hace más visible, el espacio se organiza de una manera más consistente y la perspectiva y profundidad de visión se hacen más usuales respecto de la pintura gótica, aunque el manejo de la perspectiva es deficiente y el conocimiento de la anatomía escaso (estamos ante una obra temprana).

 

 

·   Centrémonos en la descripción de la obra y su significado. La tabla narra simultáneamente dos episodios bíblicos íntimamente relacionados: el episodio de la expulsión del paraíso de Adán y Eva tras el pecado original (lado izquierdo) y la anunciación y concepción de María (en primer término, cubriendo dos terceras partes de la superficie pintada: centro y derecha); el momento de la pérdida de la gracia y la amistad divina junto al instante de la redención del género humano por medio de la encarnación del Hijo de Dios. Ambos pasajes están vinculados en la Biblia por un versículo del libro del Génesis (3,15) conocido con el nombre de Protoevangelio. Dios le dice a la serpiente: «Establezco enemistad entre ti y la mujer, entre tu linaje y su linaje, él te aplastará la cabeza y tú le acecharás el calcañar». A la luz de Cristo, estos textos se ven como una clara referencia a María y Jesús, la nueva Eva y el nuevo Adán, en el que la humanidad será recreada a imagen del Hijo. Todas las imágenes ayudan a mostrar que María es la mujer prometida por Dios en el Génesis.

 

— En la escena de la expulsión de Adán y Eva vemos en un primer plano, un paisaje poblado por una flora que el pintor se ha complacido en describir minuciosamente (han sido pintadas escrupulosamente más de 300 variedades botánicas, incluida la palmera, símbolo de la inmortalidad); y, en un segundo plano, aparecen Adán y Eva, contritos, cuya salida del Paraíso es vigilada por un ángel, sin otra ropa para tapar su desnudez que unas pieles que les ha dado Dios. La riqueza cromática del marco en el que se desarrolla el episodio sirve para establecer un contrapunto con la austeridad y simplicidad de líneas de la logia en que tiene lugar la Anunciación.

 

Mientras Adán se lleva la mano derecha a la cabeza, triste y avergonzado, Eva mira hacia la izquierda. Parece estar mirando a María, ¡a su abogada! En la oración de la Salve, los cristianos nos dirigimos a ella precisamente bajo ese título: «Ea, pues, Señora, abogada nuestra... muéstranos esos tus ojos misericordiosos».

 

A los pies de Adán y Eva el artista ha colocado tres rosas. Es una clara alusión a María: Ella señala el camino de retorno a Dios. San Bernardo popularizó para María el título de «Rosa mística».

 

 

— Las figuras esbeltas y refinadas de la Virgen y el arcángel san Gabriel se hallan cobijadas por una estructura arquitectónica que adopta la forma de una logia porticada, con columnas y arcos de medio punto que sostienen bóvedas de arista, al fondo de la cual existe un cubículo amueblado con un sencillo banco. En el centro de la fachada aparece un medallón con la efigie de Dios Padre en grisalla (pintura monocroma que produce la sensación de ser un relieve escultórico).

 

    Ambos personajes van vestidos con túnicas preciosas y con colores invertidos. La túnica del ángel es de color rosa, ricamente bordada con cuellos, puños y franjas horizontales bordadas en oro. El rosa es del color de la carne humana, cuya apariencia ha tomado el ángel, pero por el pliegue abierto asoma su verdadera naturaleza: una camisola larga azul cielo que denota quien es y de donde viene. En el caso de la Virgen, la túnica rosa nos está diciendo que es hija de nuestra raza, pero su manto azul nos revela que ha sido arropada en la divinidad del Verbo.

 

    La Virgen está sentada en un taburete que queda oculto por sus ropajes y tiene un libro abierto sobre la rodilla; su actitud es humilde y confiada. María cruza las manos sobre el pecho en señal de que acepta la misión que Dios le ha encomendado. Sostiene sobre sus piernas un libro abierto, porque según la tradición, cuando se le apareció el arcángel Gabriel, María estaba leyendo las Sagradas Escrituras. María es sorprendida por el ángel en un ambiente de oración y silencio, que la preparaban para recibir la noticia de Dios.

 

    El arcángel, de pie ante ella, también con el busto inclinado hacia adelante y con las manos cruzadas sobre el pecho, destaca sobre la pared lisa del fondo. Adopta un aire muy grave ante la transcendencia del mensaje que trae. Sus alas son de una gran belleza, cada una de las plumas está pintada con exquisito detalle.

 

 

El Espíritu Santo, bajo el símbolo de la paloma, desciende de lo alto, traído por un haz luminoso que procede de las manos de Dios Padre, en la equina superior izquierda. Posiblemente, todos imaginaríamos un descenso sobre el vientre de María, pero aquí el haz de luz se dirige hacia el oído de María. Como dice San Agustín, «María concibió por su fe», y «la fe —como dice San Pablo— viene del oír» (Rm 10, 17).

 

 

— En el tirante de hierro de la logia aparece una solitaria golondrina. Hay diversas teorías sobre su significado. Una parte del hecho de que el 25 de Marzo, fiesta de la Anunciación, es una fecha muy próxima a la primavera. La golondrina podría, entonces, anticipar «la primavera mística» que traerá Jesús. Otra teoría propone que podría tratarse de un símbolo dominico. Sus colores, blanco sobre azul oscuro, recuerdan al hábito dominico, blanco y negro.

 

 

·   Esta tabla de la Anunciación se completa con una "predela o banco" que narra cinco escenas de la Vida de la Virgen. Se trata de una representación cronológica de los siguientes acontecimientos: los desposorios de María y José, la visitación a su prima Isabel, la adoración de los magos en Belén, la presentación en el Templo, donde se encuentra con los ancianos Simeón y Ana, y la dormición o asunción de la Virgen al Cielo.   

 

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