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Arte y Fe

El Pórtico de la Gloria

·             El Pórtico de la Gloria de la Catedral de Santiago de Compostela es un hito entre las obras cumbres del arte. De estilo románico, realizado por el maestro Mateo y sus colaboradores (su obradoiro o taller) por encargo del rey de León Fernando II, quien donó a tal efecto cien maravedíes anuales, entre 1168 y 1188, fecha esta última que consta inscrita en la piedra como indicativa de su finalización.

 

Más de 200 figuras de piedra, tan vívidas y expresivas como no se habían representado nunca en la Edad Media, interaccionan como en un cuadro animado para componer un mensaje teológico centrado en la Salvación del Hombre. El Pórtico originalmente estaba policromado, pero hoy solo quedan restos de la pintura en algunos puntos.

 

            Su belleza y su misterio han cautivado a los peregrinos desde que fuera construido en la segunda mitad del siglo XII. Nos acercarnos a esta original creación tratando de desentrañar su significado: ¿Qué querían transmitir sus autores? ¿A quiénes iba dirigida? ¿De qué nos habla hoy? 

La genialidad del Maestro Mateo va más allá de las interpretaciones que hasta ahora han descrito el Pórtico. El Apocalipsis no es la única fuente de interpretación del Pórtico y, la escena central del tímpano no representa el momento del Juicio Final. Cristo Rey no está en posición de juzgar, está esperando al peregrino. Es Él que, sentado en su trono de Gloria, aguarda al hombre que a través del Apóstol Santiago se le acerca. Cristo, con una mirada serena, amable y llena de paz, nos espera al final del camino y con su acogida nos llena el corazón de esperanza. Por eso nos hallamos verdaderamente ante un Pórtico de esperanza para el hombre. «Todos tenemos necesidad de esperanzas –pequeñas o grandes–  que, día a día, nos mantengan en camino. Pero sin una esperanza grande, que debe superar todo lo demás, esas esperanzas no bastan. Esta grande esperanza sólo puede ser Dios, es Él el fundamento de la esperanza – no un Dios cualquiera, sino el Dios que posee un rostro humano y que nos ha amado hasta dar su vida por nosotros» (Benedicto XVI, Enc. Spe salvis, 31).

 

 

UN MENSAJE PARA EL PEREGRINO

 

            El arte siempre pretende transmitir un mensaje del artista al observador. A la pregunta de todo peregrino: «¿Cuál es el sentido profundo del Camino y de la vida?», la respuesta hecha piedra magistralmente en el Pórtico resultaba fácilmente comprensible al hombre medieval, gracias a una concepción unitaria del mundo, centrada en la fe cristiana. Sin embargo, este mensaje se ha vuelto difícil y lejano para nosotros. El Pórtico nos puede ayudar a encontrar la posición adecuada, capaz de integrar todos los aspectos de nuestra humanidad. El deseo de una vida más plena sigue vivo hoy en nosotros, un deseo profundo de Belleza, Justicia, Amistad y Verdad.

 

         El Maestro Mateo fue el principal artífice del Pórtico (como director, arquitecto y escultor). Su obra comprende toda la fachada occidental de la Catedral. En primer lugar realizó la reforma de la cripta inferior (un espacio cerrado y sin ventanas). Una vez terminada pudo prolongar sobre su techo el suelo de la Catedral y levantar el Pórtico. Encima del Pórtico edificó la tribuna, dotada de grandes ventanales que la inundan de luz o por donde la luz no cesa de entrar. Con esta superposición de planos puede hablarse de un conjunto iconográfico de tres niveles: un mundo inferior sin luz (la cripta); el mundo del hombre (el Pórtico); y el lugar donde habita el Misterio de Dios (la tribuna).

 

           En el Pórtico de la Gloria que hoy conocemos se representa el mundo del hombre: la historia de la humanidad salvada por la victoria de Aquél que ha vencido a la muerte.

 

Cristo está sentado en un trono y rodeado por su corte como figura central del tímpano. Es un judío de la estirpe de David, nacido de María de Nazaret y es, al mismo tiempo, hijo de Dios Altísimo. Por tanto, es el Señor del tiempo, es Rey de Reyes, al cual todos los príncipes de la tierra le presentarán su acatamiento. En la composición del tímpano Cristo está en actitud de acogida, esperando al pueblo que se acerca a su corte. Las peticiones de los peregrinos están siendo registradas con la ayuda de cuatro cronistas: los evangelistas (Lucas escribe sobre el toro; Juan, sobre el águila; Marcos, sobre el león; mientras Mateo escribe apoyado sobre sus rodillas).

 

Al ver la disposición de las figuras, un hombre del siglo XII captaba enseguida el mensaje: un Rey en toda su gloria y majestad dispuesto a ayudar a su pueblo. La viva conciencia religiosa del momento facilitaba la interpretación del sentido de la obra. En aquellos tiempos pocos peregrinos sabían leer, pero todos podían encontrarse con la mirada de Cristo, gracias a la perspectiva original dispuesta por el Maestro Mateo, que les permitía admirar en todo su esplendor la Gloria de ese Rey.

Jenaro Pérez Villaamil, Pórtico de la Gloria, Pal. de la Moncloa , Madrid, 1849-51

CLAVES DE INTERPRETACIÓN

·           El mensaje del Pórtico de la Gloria sigue varios ejes. Conocerlos permite salvar las dificultades culturales y las que se deben a las transformaciones arquitectónicas sufridas desde su inauguración (1188).

 

Los ejes verticales (líneas rojas) encuadran los tiempos de la historia. El momento clave del tiempo lo define el nacimiento de este Rey y la historia queda dividida por Él en un antes y un después.

 

Los ejes horizontales (líneas amarillas) indican las rutas, las señales, las etapas y los esfuerzos para llegar a la meta. La corte del Emperador ocupa el tímpano del arco central.

 

·          La peregrinación, que lleva al hombre a participar de la Gloria del Rey, arranca en las bases de las columnas. Este camino se vive siempre como tensión dramática entre el deseo infinito de felicidad y todas las dificultades y límites que obstaculizan alcanzar el propio destino. En las columnas labradas se señalan cuatro caminos, las vías por las que el hombre va ascendiendo: como la vía de la obediencia. Por encima de las columnas se sitúan los heraldos del Rey (Profetas y Apóstoles). Destaca el apóstol Santiago, que fue el primero de los apóstoles en dar su vida por Cristo y, sobre todo, fue el elegido para anunciar su Reino en el occidente europeo, en el extremo confín de la tierra entonces conocida.

 

         En el tímpano se representa la audiencia que el gran Rey concede al pueblo. La composición refleja la Gloria de Cristo: cronistas, escuderos, nobles, reyes y ángeles ya ocupan sus puestos en la corte del Emperador.

 

            A izquierda y derecha, en los dos arcos laterales, se sitúan las antesalas, los lugares de espera y preparación para entrar en la Gloria del Rey (principalmente el Limbo de los justos de la Antigua Alianza y el Purgatorio de los santos de la Nueva). Los ujieres en forma de ángeles están situados en las impostas de los arcos y van dando entrada a las almas admitidas al Reino.

 

 

QUIÉN ES QUIÉN

 

·         Como ya hemos dicho anteriormente, en el tímpano está representado Cristo sentado en un trono y rodeado por su corte. Las peticiones de los peregrinos a los que acoge están siendo registradas con la ayuda de cuatro cronistas (los evangelistas). Detrás y a los lados de la cabeza de Jesús hay dos ángeles turiferarios.

·        A los dos lados de los Evangelistas de la parte inferior, San Marcos (reconocible por el león) y San Lucas (reconocible por el buey), aparecen cuatro ángeles a cada lado con los instrumentos de la Pasión de Cristo. Los de la izquierda llevan la columna de la flagelación, la cruz y la corona de espinas (sin tocarlos directamente); los de la derecha: la lanza y los cuatro clavos (sin tocarlos directamente), la jarra con la que se lavó Poncio Pilato y la sentencia, azote y martillo, una caña con una esponja, y la inscripción con el INRI de la cruz.

 

Sobre las cabezas de estos ángeles, cuarenta figuritas que conforman el nutrido grupos de almas de los bienaventurados, que representan a los bienaventurados del pueblo de Israel y del pueblo cristiano. Unas están con las manos como en oración, otras mostrando cartelas y otras con libros que aprietan contra sus senos, pero todas con los ojos fijos en el Salvador.

 

           El tímpano central se corona con una arquivolta en la que aparecen sentados los 24 ancianos del Apocalipsis, en representación de cada una de las 24 clases sacerdotales del antiguo Templo de Jerusalén, portando cada uno un instrumento musical; una zanfoña, 14 cítaras, 4 salterios y dos arpas, como preparando un concierto en honor de Dios. Dos de las figuras no tocan ningún instrumento, sino que sostienen una redoma. Están colocados en diálogo dos a dos, excepto el que hace el número once de la derecha, el cual no conversa con su vecino, que tiene la cabeza vuelta hacia el lado opuesto, sino con el décimo cuarto que le hace vis. Unos aparecen afinando sus instrumentos y otros descuidadamente tocan un pizzicato.

 

En los espacios que unen el arco central con los arcos laterales hay dos ángeles en cada uno, que, como hemos dicho anteriormente, van dando entrada a las almas, representadas como niños, admitidas al Reino procedentes o bien del Limbo de los justos de la Antigua Alianza (izquierda) o bien del Purgatorio de la Nueva Alianza (derecha).

 

 

·         En el parteluz se encuentra la figura sedente de Santiago Apóstol como patrón de la basílica. Apoya una mano sobre el bastón de peregrino y en la otra tiene un pergamino en el que está escrito Misit me Dominus (Me envió el Señor). Sobre su cabeza, la columna termina con un capitel en el que se representan las tentaciones de Cristo en tres caras.

 

La silla en que descansa el Apóstol se apoya sobre el capitel de una columna de mármol gris. En este capitel se representa a la Santísima Trinidad.

Más abajo, en la columna del parteluz, aparece la genealogía del Salvador, el famoso árbol de Jesé. Efectivamente, del corazón de Jesé, que está recostado al fondo de la columna, surge un árbol que, pasando por su hijo David, que toca el arpa, envuelve entre las ramas a Salomón, su nieto, mientras que un poco más arriba, cerca del capitel, está la Virgen libre de toda traba y sombra. Otras figuras completan esta columna. Esta es la primera vez que se representa en la Península Ibérica este tema en la iconografía religiosa.

 

Este pilar descansa encima del dorso de una figura barbuda acostada sobre el pecho y cuyos brazos los apoya sobre los lomos de dos leones. Se supone que representa a Noé.

 

          Durante siglos fue costumbre que los peregrinos que llegaban a Santiago y accedían a la catedral tocaran el pie izquierdo del santo, simbolizando así el final de su camino. Otra tradición llevaba a los peregrinos a pasar la mano por entre las cavidades del árbol mientras rezaban cinco oraciones, antes de entrar en la catedral.

 

Al pie de esta columna central, pero mirando hacia el Altar Mayor de la Catedral, está la figura arrodillada del propio Maestro Mateo, portando un cartel en el que está escrito Architectus. También con él hay una costumbre de siglos, que consiste en golpearse la cabeza contra la del escultor –tres veces–, para adquirir así parte de su sabiduría.

·          En las columnas de la puerta central, así como en las dos puertas laterales, aparecen representados apóstoles, profetas y otras figuras. Todos ellos están coronados con su respectivo capitel en el que se representan diferentes animales (aves, casi siempre con cabezas humanas y otras cabezas de animales) y motivos de hojas.

 

           A la parte derecha del parteluz y mirando de derecha a izquierda, se ven las figuras del apóstol Pedro, vestido de Pontifical y con las llaves del cielo en la mano; Pablo, con un libro abierto; Santiago el Menor, vestido con doble túnica; y Juan, joven, con un libro y sobre un águila. En el fuste de la columna marmórea, debajo del Apóstol Pablo, se muestra la obediencia, que deben los criados a sus señores, en dos escenas: en una, un señor próximo a acostarse da instrucciones a un sirviente imberbe; en la otra, un joven, con el índice levantado, ordena algo a su doméstico que le escucha atentamente. Se trata de la obediencia como vía de ascender a Dios.

 

         A la parte izquierda, y comenzando por la que mira al apóstol Santiago, vemos las figuras de los profetas del Antiguo Testamento Moisés, con las Tablas de la Ley; Isaías, con el bastón; Daniel, con una sonrisa; y Jeremías, con barba; todos ellos sujetan un cartel en el que está escrito su nombre. En el fuste labrado de la columna de mármol que está debajo de la de Isaías se representa la obediencia filial en el sacrificio de Abraham. El sumiso Isaac se muestra dispuesto a recibir el golpe mortal que su padre va a descargarle. Un ángel detiene el brazo enseñándole a la vez un cordero para que lo sacrifique en su lugar.

 

 

·           El arco de la izquierda se compone de tres arquivolta. La más alta está adornada solamente con hojas. En la del medio se simboliza al pueblo de Israel. En ella, un grueso cepo oculta, a medias, a once figuritas con pergaminos extendidos por encima de aquél. Estos pergaminos representan la “Palabra de Dios que redime del pecado”, y el cepo “La Ley que tenía al hombre como en prisión”.

 

En la archivolta inferior se representa con otras once figuritas “el Limbo de los Justos”. Como clave aparece el Salvador con la mano derecha bendiciendo, y sosteniendo con la izquierda el libro de la Verdad Eterna. A sus lados están Adán y Eva. Próximas a Adán están las figuras de Abraham, Isaac, Jacob y Judá. A la par con Eva están: Moisés, Aarón, David y Salomón.

 

            Debajo de las impostas de donde arranca este arco, hay cuatro capiteles con ornamentación singular, y debajo de éstos, cuatro estatuas de tamaño natural, que representan, según el Sr. López Ferreiro, los cuatro primeros Profetas Menores: Abdías, Amós, Oseas y Joel.

 

En este lado hay también una columna de mármol cuyo fuste es un derroche de gusto. Guerreros, leones, escudos y palomas; todo lo cual quiere simbolizar los consejos del Apóstol Pablo a los Efesios: “Hermanos, fortaleceos en el Señor; vestid la armadura de Dios, vestid la loriga de la Justicia”.

·            El arco de la derecha representa la Iglesia de los gentiles. Se compone de tres arquivoltas.

 

En las dos inferiores se ven otros tantos bustos sirviendo de claves. El superior es Dios Padre, el inferior es Dios Hijo, mostrando los dos una tarjeta en cada mano que representan los Cuatro Evangelios. A partir de estas claves hacia la derecha, hay monstruos horribles o demonios. De la boca de uno de estos, con patas de caballo, penden dos figuras desnudas. Otro, con pies de buey, tiene dos cadáveres sobre los hombros, y con los dientes agarra otra figura. Del cuello del otro monstruo cuelgan varios ahorcados, y uno más suspende, con manos y boca, a cuatro desgraciados. A esta representación de tormentos hay que añadir algunos reptiles asquerosos. Se cree que estas cuatro figuras horrorosas representan: violencia, crueldad, rapiña y glotonería. Encima de estas figuras hay otras seis agarrotadas por sapos y lagartijas que representan, la gula, la lascivia y todos los vicios dominantes del pueblo pagano. El pecado de la gula, por ejemplo, viene representado por una figura que tiene delante una empanada que debe comer durante toda la eternidad. El castigo de la usura representa a un mercader al que le están cortando la lengua y el vicio de la bebida a un hombre obligado a beber al revés.

 

En el trozo de arco opuesto, se esculpieron cuatro ángeles, que arrancan del poder satánico las almas purificadas, para llevarlas en sus brazos a la Casa de Dios o arco central. Sobre estos ángeles, en la tercera arquivolta , hay cinco figuritas más; unas arrodilladas, otras con las manos levantadas y otras como aguardando para ser llevadas a la Casa de Dios.

 

         La interpretación de las grandes estatuas de este arco ofrece alguna duda, pero se cree que se trata de los apóstoles San Mateo, San Andrés, Santo Tomás y San Bartolomé.

 

 

·       Basamento. En las basas de las columnas aparecen leones o grifos con la boca abierta, no dejan de ser respiraderos ingeniosamente camuflados, para la parte inferior de la cripta. El simbolismo de estos cinco grupos de animales ha sido muy discutido. Algunos suponen que en ellos están representados los falsos dogmas de la antigüedad: brahmanismo, islamismo, etc., aplastados por la verdadera Religión. Para otros representan los vicios y pasiones que veneraban los paganos, los pecados capitales.

 

 

Fuentes principales:                                                                                               

    http://www.porticodelagloria.com                                                                           

    http://www.rinconesdesantiago.com/Paginas/Portico%20de%20la%20gloria.htm

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