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Carta al doctor que le sugirió que abortara a su hija con síndrome de Down

   Courtney es madre de tres niñas y vive en la ciudad de Sandford, Florida (EEUU). Cuando estaba embarazada de su tercera hija fue al ginecólogo y éste notó que su bebé nacería con Síndrome de Down. Inmediatamente le sugirió que, para no empeorar la calidad de vida de la familia, abortara a su pequeña. Courtney no siguió su consejo y, al año de nacer su hija Emersyn, ha escrito esta carta al ginecólogo que la atendió (aquí texto original en inglés).

           Querido doctor,

 

           Recientemente una amiga me dijo que cuando su especialista prenatal vio a su hijo durante las ecografías, le comentó: «Él es perfecto». Una vez que su hijo nació con síndrome de Down, ella visitó a ese mismo médico. Él miró a su pequeño hijo y le dijo: «Te lo dije. Él es perfecto».

 

Su historia me desgarró. Mientras yo estaba agradecida por la experiencia de mi amiga, me llenó también de gran dolor debido a lo que yo había pasado. Me gustaría que tú hubieras sido ese doctor.

 

         Llegué a ti durante la época más difícil de mi vida. Estaba aterrorizada, ansiosa y angustiada. No sabía la verdad de mi bebé y necesitaba eso de ti. Pero en lugar de apoyarme y darme ánimo, sugeriste que abortara a mi hijo.

 

Te dije su nombre, y tú me preguntaste de nuevo si entendíamos cómo disminuiría nuestra calidad de vida con un niño con síndrome de Down. Sugeriste que reconsideráramos nuestra decisión de continuar con el embarazo.

 

Desde esa primera visita temíamos nuestras citas. El momento más difícil en mi vida se hizo insoportable porque nunca me dijiste la verdad: Mi hija era perfecta.

 

            No estoy enojada. No estoy amargada. Sólo estoy realmente triste. Me duele que los diminutos corazones palpitantes que tú ves todos los días no te llenen de un respeto reverencial perpetuo. Me duele que los intrincados detalles y el milagro de esos pequeños dulces dedos de manos y pies, pulmones y ojos y oídos no te hagan reflexionar. Me duele que estés tan equivocado de que un bebé con síndrome de Down reduciría nuestra calidad de vida. Me rompe el corazón pensar que puede que le hayas dicho eso a una madre hoy. Pero lo que más de duele es que nunca tendrás el privilegio de conocer a mi hija Emersyn.

 

Porque Emersyn no sólo le ha dado calidad a nuestra vida, ha tocado miles de corazones. Nos ha dado un propósito y una alegría que es imposible de expresar. Nos ha dado sonrisas más grandes, más risas y besos más dulces de los que jamás habíamos conocido. Nos abrió los ojos a la verdadera belleza y al amor puro. Mi oración es para que ninguna otra madre deba pasar por lo que yo pasé. Oro para que tú también veas la verdadera belleza y amor en cada ecografía. Y oro para que cuando veas el siguiente bebé con síndrome de Down amorosamente instalado en el útero de su madre, la mires y le digas la verdad: “Tu hijo es perfecto”.

 

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